Limpia tu rostro 2 veces al día. Debes hacerlo por la mañana; ya que así liberarás los poros de suciedad e impurezas acumuladas durante la noche permitiendo que la piel absorba los principios hidratantes.
De igual manera no debe faltar la limpieza nocturna para eliminar el maquillaje y las células muertas, dejar respirar la piel y nutrirla e hidratarla con el producto aconsejado para tu tipo de piel.
 
Utiliza cremas con protección solar todo el año. Incluso en invierno debes proteger tu piel de los rayos ultravioletas. Evitarás los daños que pueden producir, además del envejecimiento precoz que podrás advertir en la piel de
tu rostro.
 
Limpia perfectamente la piel antes de acostarte.
Nunca te acuestes sin haberte lavado
la cara y aplicado los productos hidratantes elegidos.
Es importante asegurar una buena limpieza para devolver
a la piel la frescura, eliminar las células muertas y eliminar los restos de polvo, polución
y sebo acumulados durante
el día.
 
   
 
   

Controla el estrés, evita el tabaco y el abuso del alcohol
. Algunos malos hábitos como el tabaquismo y el abuso de las bebidas alcohólicas resultarán muy negativas para tu piel y para tu salud. El estrés igualmente es enemigo para una piel sana, aprende a relajarte y tomarte las cosas con más calma, tu piel te lo agradecerá.
 
No te laves la cara más de 2 veces al día
. Aunque tengas el cutis mixto o graso no debes hacerlo. Las glándulas sebáceas reaccionarán con una producción de sebo mayor para compensar el sustraído con el lavado, por lo tanto, en lugar de solucionar el problema, con el tiempo lo agravará.
 
Alimentación equilibrada y mucha agua
. Debes hidratar tu piel desde dentro, por lo que no debes olvidar beber cada día de 1.5 a 2 lts. de agua.
Una alimentación balanceada rica en frutas y verduras son primordiales para mantener una piel sana, ya que son ricas en vitaminas y sustancias antioxidantes que combaten
el envejecimiento cutáneo.